Clichés culturales belgas

La verdad sobre Bélgica

Clichés culturales belgas

Los belgas son objeto de una gran cantidad de chistes y clichés: comen patatas fritas con todas las comidas, tienen cerveza en las venas y solo leen cómics. Este artículo aborda los principales estereotipos belgas para que puedas entender mejor este pequeño país.

Los estereotipos belgas se dan prácticamente en toda Europa. Existe una increíble cantidad de chistes y películas satíricas sobre su sistema político, sus diferentes idiomas y su gastronomía. Lo curioso es que los belgas siguen el juego y alimentan estos estereotipos. Como son objeto de muchos chistes, han desarrollado un sentido del humor único y autocrítico.

Como con cualquier estereotipo, los que se refieren a los belgas existen por algún motivo. Sin embargo, para sumergirse plenamente en la cultura belga, los extranjeros deben entender que la realidad belga es mucho más compleja que sus estereotipos.

Para ayudarte a distinguir entre la realidad y la ficción sobre este pequeño país, abordaremos los principales estereotipos del país y sus ciudadanos. Los estereotipos belgas se pueden dividir en tres categorías principales: el propio país, su cocina y los belgas.

Bélgica es un país raro

“Bélgica es un país pequeño, llano y lluvioso”.

Cierto. Con una superficie de solo 30.600 km, Bélgica es un país pequeño. Su punto más alto no es en absoluto alto, a 694 m sobre el nivel del mar, en la Señal de Botrange. El hecho de que solo una pequeña parte del país supere los 200 metros sobre el nivel del mar explica por qué la mayoría de la población de Flandes utiliza bicicletas en lugar de coches para desplazarse por la ciudad.

Es poco probable que la llanura del país sea una sorpresa para los extranjeros. Sin embargo, su clima lluvioso puede resultar mucho más llamativo. Bélgica tiene un clima oceánico templado con un gran volumen de precipitaciones a lo largo de todo el año. Con un promedio de 200 días de lluvia al año, es fácil describir Bélgica como un país lluvioso. Sin embargo, la lluvia no detiene a la población del país, y los belgas llevan a cabo sus actividades diarias independientemente del tiempo que haga.

“El sistema político belga es un lío”.

Esto es en parte cierto. El sistema político belga es difícil de entender, incluso para aquellos que han vivido en el país toda su vida.

Bélgica tiene tres niveles clave en la toma de decisiones: el Gobierno federal, las "tres comunidades lingüísticas" (Neerlandesa, Francesa y Alemana) y las "tres regiones" (Flandes, Valonia y Bruselas-Capital). Cada región y comunidad tiene su propio gobierno y responsabilidades.

La lucha constante entre Flandes y Valonia o entre las Comunidades Flamenca y Francesa es la base de los problemas políticos actuales del país. En resumen, cada institución quiere más poder de decisión y, debido a su larga historia de conflictos, resulta muy difícil alcanzar acuerdos.

La gastronomía belga

“A los belgas les gustan los mejillones, la cerveza, las patatas fritas y el chocolate y los consumen en todas las comidas”.

Esto es en parte cierto. Los belgas elaboran cerveza desde la Edad Media, por lo que han tenido mucho tiempo para perfeccionar este arte. Y nada mejor que las deliciosas patatas fritas belgas (servidas en un cono de papel con mayonesa, por supuesto). Aunque no forman parte de la dieta diaria están muy presentes en la tradición culinaria.

El chocolate, los mejillones y los gofres también forman parte de la cocina belga y han ganado fama mundial. Una vez más, estos no se comen en todas las comidas, pero sí que son fundamentales en la cultura, como las tortillas en España o las pastas en Italia.

Los belgas, tema de todos los chistes

A pesar de todos los clichés sobre el país y la comida, es la población belga la que tiene que soportar la mayoría de los estereotipos.

“Para los extranjeros, el belga típico es el siguiente: dice 'une fois'  todo el tiempo, tiene un acento fuerte (ya sea en francés o flamenco), es estúpido y está enamorado de las patatas fritas”.

Ya hemos demostrado que a los belgas les encantan las patatas fritas, así que este estereotipo está resuelto. Sin embargo, admitámoslo: que cualquiera que haya probado las patatas fritas belgas también las ama.

Pero cuando se trata de los belgas, los holandeses y los franceses tienen mucho que decir con respecto al idioma. El acento y las expresiones belgas (especialmente en francés) son muy diferentes de lo que se percibe como "holandés correcto" o "francés correcto". Esto resulta en bromas y burlas que los holandeses y franceses hacen sobre los belgas. Sin embargo, si una persona belga está hablando con un suizo, por ejemplo, habrá menos diferencias en el idioma que con los franceses, lo que resultará en una coexistencia más “pacífica”.

Lo cierto es que las características del país se prestan a la sátira: Bélgica es pequeño, está dividido en comunidades que no se llevan bien y vive una crisis política desde hace años de la que la gente suele reírse. ¿Por qué no llevar esta situación con humor? Los belgas tienen un sentido del humor en el que las cosas no se toman demasiado en serio y es común menospreciarse a uno mismo. Este humor está reflejado en películas y libros que exageran las ideas preconcebidas que los extranjeros suelen tener del país.

Otro hecho bien conocido (y posiblemente exagerado) sobre Bélgica es la rivalidad entre sus comunidades. El estereotipo es que los belgas que hablan francés son unos aficionados al fútbol, perezosos y monolingües. Por el contrario, los flamencos son trabajadores, bilingües y ambiciosos. Entonces, ¿un cliché? ¡Sí, por supuesto! Es obvio que clasificar a las personas por su idioma es absurdo y demasiado simple. Lamentablemente, la presencia de una crisis política no está ayudando a eliminar estos estereotipos.

Para ser un país tan pequeño, Bélgica tiene un número considerable de estereotipos. El país es motivo chistes, clichés, películas y, por supuesto, artículos, pero es importante que quienes se trasladan al país sepan distinguir la realidad de la ficción cuando se trata de los estereotipos. De lo contrario, corren el riesgo de no poder integrarse plenamente en su nuevo hogar.

Si tienes prisa y quieres quedarte con algo de este artículo, recuerda que a los belgas les encantan sus cervezas y patatas fritas, pero sobre todo, les encanta compartir su peculiar cultura con cualquier extranjero que esté dispuesto a aprender sobre ella.

¿Tienes ganas de saber más?

Películas

Dikkenek (2006), producción franco-belga, Dikkenek cuenta la historia de dos amigos que juntos encajan perfectamente en todos los clichés belgas. Divertidísima película para ver con los belgas si se pretende entender todas las sutilezas de los numerosos chistes.

Nada que declarar (2010) Con un reparto que combina actores belgas y franceses, el largometraje cuenta la historia de un funcionario de aduanas belga de habla francesa que se ve obligado a unirse a un francés durante la eliminación de las fronteras franco-belgas en los años 90. En clave de humor, la película muestra perfectamente la rivalidad y las interminables bromas entre los dos países.

Libros

Petit dictionnaire franco-belge/ Belgo-français de Jacques Mercier, famoso escritor, hombre de radio y televisión, tiene una larga historia de escritura sobre la lengua belga. El libro enumera las diferencias entre el francés belga y el francés francés. Ed. Glénat.

Dictionnaire des Belgicismes, diccionario de expresiones y palabras belgas. Escrito por Michel Francard y otros autores. Ed. De Boeck.

Juegos

Belgotron, juego lanzado por dos amigos belgas en 2010. Contiene dos juegos en uno: un concurso de preguntas y un juego político con el que puedes llegar a ser primer ministro. Un juego para aprender sobre el país o para profundizar tu conocimiento sobre Bélgica.

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